08 diciembre, 2019

Cine negro basado en novelas

Los que llevamos el cine en las venas, leemos. Conozco a pocos cinéfilos que no lean, y aún menos si son amantes del cine negro, una afición que casi siempre tiene detrás un apetito insaciable por leer una buena novela negra.
Era inevitable que el mundo del cine se sintiera atraído por esas novelas policiacas, casi siempre protagonizadas por verdaderos antihéroes, que a pesar de su evidente decadencia, no cejan en su empeño por atrapar al criminal, siempre buscando la verdad en medio de un submundo sórdido, violento y oscuro. Imposible resistirse a llevar esas historias a la gran pantalla.

¿Qué es el cine negro?

La verdad es que este género ha evolucionado tanto con el paso del tiempo, que es muy complicado hacer una definición exacta. Sin duda no existe un género narrativo audiovisual que se nutra con tanta intensidad de la realidad social y, últimamente, de la llamada cultura pop. Por ese mismo motivo, en cada país, en cada región incluso, el cine negro muta continuamente, ofreciendo historias cada vez más pegadas a la realidad, para servir, como fin ultimo, de denuncia de todo tipo de injusticias.
Este género además, tiene la particularidad de compartir con la literatura una discusión eterna por parte de expertos y seguidores, acerca de su denominación o categorización: thriller, misterio, suspense, intriga, policiaco, detectivesco, procedural…, la lista es infinita. Pero yo siempre he optado por no elegir, una buena película de cine negro puede (y si me apuras, debe) incluir más de uno de estos géneros.
Sus historias son siempre violentas, aunque esta violencia no sea siempre física, y giran en torno a hechos criminales, a la corrupción, o los abusos de poder más o menos evidentes, y son historias que no siempre acaban bien, por mucho que nuestro protagonista lo intente. Un poco como la vida.
Pero lo que sin duda define este género, tiene más que ver con el alma de los personajes y con los colores de su fotografía, reflejo instantáneo de ese alma torturada y oscura, que trata sin éxito de encontrar la luz. Héroes o no, nunca sabemos a las claras de qué van, y que en ocasiones, incluso, los confundimos con el malo.
Y que no nos falte una buena femme fatale…, siempre presente en una buena novela negra, y figura clave que el cine ha elevado ya a la categoría de diosa. Resulta imprescindible dentro del género. Aunque, afortunadamente, esa figura ha evolucionado con los tiempos, y en ocasiones encontremos en alguna película reciente que nuestra femme fatale es todo un  hombre…. Qué maravilla poder romper el género y los géneros gracias al cine.

Cine negro clásico americano

El periodo clásico del cine negro en Estados Unidos abarca la década de los 40 y los 50 fundamentalmente, y como no podía ser de otra manera, muchos de sus grandes éxitos estuvieron basados en clásicos de la novela negra americana de la época.
Pero la cosa no se quedó ahí, numerosos novelistas del género policiaco se pasaron al otro bando, ejerciendo además como guionistas cinematográficos de esos mismos éxitos. Gente como Hammett, Chandler, William Riley Burnett, Jim Thompson, Steve Fisher…, fueron los responsables de escribir algunas de las películas que no os podéis perder si queréis entender de qué va esto.

Basada en la novela homónima de Dashiel Hammett, esta obra del maestro John Huston es considerada por muchos la primera película con un estilo realmente noir. Pero es que además trajo a nuestra vidas al actor que mejor ha encarnado al arquetipo de detective-policía-machote que ha existido nunca, el señor Humphrey Bogart. Sin olvidarnos de la imprescindible femme fatale de turno, esta vez encarnada por Mary Astor, quien enreda a Bogart en una historia llena de mentiras, asesinatos y problemas varios alrededor de una estatua templaria de un halcón.

Si ya lo dijo Trueba: Billy Wilder es dios. Y si encima se junta con el demoniaco escritor, Raymond Chandler, pues sale una obra maestra sobre femmes fatales, manipuladoras y diabólicas. En esta caso nuestra heroína malvada es Barbara Stenwyck quien convence al inocente agente de seguros que interpreta Fred MacMurray para que mate a su marido. Sólo por ver a Stenwyck en su mejor papel, merece la pena.

Salvo que seas un millenial despistado, no creo que no sepas quién es el detective Phillip Marlowe.  Quizá el personaje creado por Raymond Chandler más famoso, y en el que ya sólo podemos ver el rostro de Bogart, hasta leyendo las novelas. La réplica a Bogart la da Laurent Bacall, quizá una mejores actrices de todos los tiempos, y si me lo permiten, la más bella. A mi me da la impresión que mister Howard Hawks pensaba como yo, y junto a estos dos máquinas de la interpretación nos ofrece una película irrepetible donde la trama de investigación es lo de menos. Imperdible.

El cine negro francés

Sí amigos, yo hablando de cine francés. Tenía que pasar. Durante algunos años nuestros amigos de Hollywood se olvidaron un poquito del cine negro (no así la literatura), y el género que se puso de moda entre el gran público fue el de la acción. Marlowe y sus cigarrillos dejaban paso a James Bond y su Martini agitado (y no revuelto).
La crisis de buena parte de los grandes estudios que comenzaron en los años 50, dio lugar a la reinvención creativa, y la llegada de lo que se ha llamado Nueva Ola del cine americano, con películas como Bonnie y Clyde (Arthur Penn 1967) o el nacimiento del spaghetti western con el amigo Clint Eastwood a la cabeza, antes de que le diera por apoyar a Trump.
Mientras, muchos asistían estupefactos a un nuevo mundo donde no sólo los americanos hacían cine, se ponían de moda las películas europeas de arte y ensayo, nacía la Nouvelle Vague francesa, y empezábamos a oír hablar del cine oriental.
Y cuando ya pensábamos que el cine negro había muerto, llega una nueva hornada de realizadores franceses que nunca dejaron de leer, y nos regalan todas estas obras maestras basadas en grandes novelas, con las que en realidad crecimos los que ahora somos unos cuarentones.

Con vuestro permiso, aquí me voy saltar un poco el guion, exactamente como esta misma película, que no tiene guion, y que en realidad está basada en una idea de François Truffaut después de leer una artículo en un periódico. En fin, que si estos de la Nouvelle Vague francesa podían hacer lo que les daba la gana, yo también.
Pero no os perdáis esta película protagonizada por el inolvidable Jean-Paul Belmondo, donde podemos disfrutar de todos los cánones del cine negro, pero en la ciudad de Paris. Un delincuente enamorado y una bella mujer obligada a hacer lo imperdonable para librarse de ese amor tóxico. ¿Se puede pedir más?, bueno, un guion, pero eso ya es una guerra pérdida con mis amigos cineastas afrancesados.

El nuevo cine negro americano

Ahora es cuando muchos críticos y puristas del film noir pedís mi fusilación. Sea. Y es que yo soy de las que piensan que acotar cualquier género cinematográfico dentro de unos límites claramente establecidos, es la muerte de la creatividad.
En todo caso, estas discusiones intelectuales siempre me han aburrido horrores, y son los propios cineastas los que demuestran que el género negro no nace y muere, sino que se transforma continuamente, como la misma literatura, fusionándose con otros géneros más fáciles de definir, como el thriller, el misterio e incluso ¡(sorpresa!) la ciencia ficción.
Y así nace lo que ya muchos denominan como el postnoir o retronoir, y que comienza con esa maravilla que es Chinatown (Roman Polanski 1974), protagonizada por Jack Nicholson, Faye Dunaway y John Huston. Casi nada.

La última apuesta española por el cine negro

Soy consciente de que se quedan fuera de la lista muchas películas maravillosas y recientes de nuestro cine negro (Urbizu, perdóname), pero el objetivo de este artículo es hablar de cine basado en novelas. Y, salvo error mío, sorprende comprobar que han tenido que pasar casi 20 años para que un director español consiga adaptar una novela negra con éxito. Y me consta que se ha intentado, pero levantar una producción en este país es un milagro. Por eso que Elio Quiroga haya conseguido producir y dirigir La Estrategia del Pequinés es todo un acontecimiento.

Como ya os contaba al inicio de este artículo, está basada en la novela del mismo nombre de Alexis Ravelo, y que le valió el premio Hammett de la Semana Negra de Gijón, considerado el más importante de habla española en su género. La película canaria, como la novela, nos muestra el lado oscuro de unas islas aparentemente pacíficas y pequeñas, y en las que nunca pasa nada hasta que pasa, claro.
Pero no voy a hablaros más de La estrategia del pequinés, ya lo han hecho mis compañeras en estas mismas páginas, aunque si me lo permitís, me gustaría invitaros a ir al cine el próximo 31 de mayo, y disfrutar de sus protagonistas, Kirá Miró y Unax Ugalde, que están que se salen.
Una última confesión: yo de mayor quiero ser una femme fatal, y acabar muerta a tiros tras mi última traición. Qué final más bonito, y tan poco probable. En el fondo me parezco más a Bogart.