En El taxista
asesino encontramos el mundo como representación; nada es real,
todo es falso, recreación de un decorado, un montaje para entretenernos. El ser
humano es esclavo de su deseo, de la voluntad ciega de vivir. Para los
personajes la vida es un anhelo y un tormento; en algunos textos el drama se
analiza desde el humor, y en otros desde la introspección. Las dos pulsiones
dominantes en esta obra son el amor y el odio; de su equilibrio nace eso que
llamamos sociedad.
Desde la relación amorosa
del estudiante de filosofía reconvertido en taxista con la futura actriz, hasta
el vacío de las relaciones en Internet, pasando por la política convertida en un
desfile de maniquíes sin nada detrás, o las mafias criminales que se esconden
tras el tráfico de seres humanos, todo en este libro muestra una lúcida acidez,
pasando de momentos de humor brillantes a situaciones dramáticas cotidianas.
Para crear este reflejo de la realidad de nuestra época Miguel Ángel de Rus
convierte en ficción hechos reales como la guerra contra EE.UU. por Cuba; las
miles de denuncias de mujeres por robos y abusos en un fin de año en Alemania; o
nuevas visiones sobre el moderno esclavismo con africanos llegando en pateras a
Europa. Como es habitual en su obra, aparecen personajes reales como Bukowski,
Serge Gainsbourg o Woody Allen.
El escritor palentino
Asier Aparicio considera que:
“Miguel Ángel de Rus es ya un autor de amplio recorrido y de dilatada
experiencia. Un autor que ha explotado como nadie las potencialidades del relato
corto; en concreto, del relato crítico, negro, satírico. (…) Reírse de lo
grotesco de la lógica imperante, de lo hipócrita de ciertas buenas maneras;
Miguel Ángel es un maestro en estas lides”.
El escritor y académico
de la RAE José María Merino afirma
sobre este libro: “Hay una ‘marca de la casa’, que es esa naturalidad con que
todos los relatos están impregnados de un sutilísimo y muy personal sarcasmo. Me
gusta también la diversidad de escenarios: de la Cuba de 1901 a la Gascuña o a
Palermo, de los barrios donde se trafica la droga a galerías modernísimas de
arte; de los licenciados en filosofía devenidos taxistas a los robots con ansias
de maternidad... Hay algunos temas a los que soy
espacialmente sensible: el juego onírico con el doble de Más duro que nunca; el éxito conseguido
con el simbolismo de la venganza en Amada
rata; la legítima defensa en Setenta balcones; el desfallecimiento del
deseo tan logrado en El arte de
amar; el contrato rechazado y la robot de Harmony 3.1...; el homenaje a La Eva futura en Último beso; la muestra de un excelente emprendedor en
Arte; esa ensoñación en la
web de Ficticio o la representación del universo
censor en La botella de
Bukowski...; la majestuosa entrada en el desconocido escenario de
La belleza interior... Hay un
misterioso aire de ‘distopía ya imperante’ en el conjunto, en la línea de
36 maneras de quitarse el
sombrero, que me parece novedosa, así como esa mirada sarcástica a la
que antes me referí”.
El escritor y crítico Francisco Javier Illán Vivas considera que “Ese fino humor, con unas pizcas de ironía, alejada de lo políticamente correcto, de lo aceptado por esta sociedad casi castrada, convierten, una vez más, la entrega de una parte de la obra de Miguel Ángel de Rus en un gozo para la lectura pausada. Dieciocho relatos para disfrutar de la lectura, del humor, del thriller, de lo políticamente incorrecto, de momentos que acercan tanto la realidad a la ficción que el lector puede dudar si es una u otra”.
Y el
escritor Fernando Alonso Barahona,
concluye: “Cinismo, venganza, desencanto… los
personajes de estos relatos se rebelan contra la dominación de que son objetos y
se atreven a actuar. Pura
literatura subversiva, profundamente libre. El taxista asesino de
Miguel Angel de Rus es sin duda uno de los mejores libros de 2020, aunque las
reseñas oficialistas y correctas no se atrevan a
recogerlo”.
Sobre
El taxista
asesino afirma Miguel
Ángel de Rus: “El taxista asesino es un retablo satírico y negro del
mundo contemporáneo. Hay un primer grupo de relatos en los que predomina la idea
de ‘defensa ante un mundo hostil’, un mundo que resulta violento de muchas
formas, físicas e intelectuales. Y esa defensa de quien se siente herido puede
ser considera violencia a su vez por otros. Un segundo grupo englobaría los
‘relatos de la caverna’, en los que se metida sobre el hecho de que no vemos la
verdadera realidad, sino un espectáculo montado para que estemos tranquilos. Y
habría un tercer grupo de relatos que trata sobre la decepción, la melancolía
que nos provoca el paso de la vida. Y para acabar, un relato sobre la mayor
exhibición impúdica de la historia de los medios de comunicación. Todo satírico,
ácido, crítico”.
Todo sobre el libro en http://www.mareditor.com/narrativa/el_taxista_asesino.html