Ernest Hemingway dijo: “Escribe la
historia, quita todas las frases buenas y mira a ver si todavía funciona”. Asesinato
en el Parque Sinaloa, la nueva novela de Élmer Mendoza editada por Random
House, está plagada de frases maravillosas, de esas que cuando te las
encuentras necesitas parar de leer unos segundos para asimilar el golpe, para
que tus neuronas disfruten del placer de hacerlas suyas. Y sí, la historia
funciona también sin ellas.
El
Enemigo sigue agazapado en el interior de Edgar “el Zurdo” Mendieta. Ese viejo
enemigo que se aferra a sus tripas y no le deja pensar. Ese enemigo llamado
alcohol. Mendieta ha decidido retirarse de las fuerzas policiales. Cansado de
luchar en una guerra perdida contra la violencia y la corrupción prefiere
dejarse arrastrar a donde quiera el whisky llevarle. Pero una llamada de su
viejo amigo y mentor, Abel Sánchez, le saca del lento proceso de
autodestrucción en que se ha convertido su vida. Abel le pide un favor, que
encuentre al asesino de su hijo, el abogado Pedro Sánchez Morán, que fue
encontrado muerto en el Parque Sinaloa. De forma bastante extraña, la policía
de Los Mochis cerró el caso sin investigación alguna, dando por sentado que
Pedro fue asesinado por su novia, la también abogada Larissa Carlón, antes de
que presuntamente se suicidara. Dos muertos. Dos casos cerrados
precipitadamente. “El Zurdo” Mendieta sabe por experiencia que cuando algo
huele mal, seguramente es porque está podrido.
Y
la normalización de esa podredumbre moral que caracteriza la sociedad mexicana
es el tema central de Asesinato en el Parque Sinaloa. Nadie la ha
reflejado mejor que Élmer Mendoza. Es el primer escritor que ha conseguido
trasladar a sus obras el efecto devastador que la cultura del narcotráfico ha
provocado en el país. Incluso con la utilización de un lenguaje propio, característico
de la frontera. Una mezcla del castellano de México, de inglés y de la jerga
local que dotan a la novela de una verosimilitud incomparable. Mendoza nos
enseña como viven los narcos, de borrachera en borrachera. Impunes. Siempre
rodeados de armas, bebida y prostitutas. Cómo los ciudadanos se han
acostumbrado a convivir con los tiroteos, con los muertos tirados en la calle a
diario. Donde si se quiere sobrevivir hay acostumbrarse a mirar para otro lado.
Aunque uno lleve una placa de policía prendida en el pecho. “El Zurdo” Mendieta
se ha convertido, por derecho propio, en un personaje clásico dentro del género
negro actual. Disfruten de esta monumental novela, no vaya a ser que Pedro, el
negro, se enfade con ustedes y se los lleve dentro de su saco profundo y oscuro.
Artículo de Carlos Augusto Casas, publicado en el Blog La Oveja Negra de Público.
https://blogs.publico.es/la-oveja-negra/2019/01/06/asesinato-en-el-parque-sinaloa-en-mexico-esta-la-puerta-del-infierno/