05 marzo, 2018

Olga Mínguez: Siendo ficción, he reflejado la triste realidad que seguimos viviendo hoy día: las mujeres, por el simple hecho de serlo, somos potenciales víctima pata ciertos crímenes.


P.- Mujeres, violencia, sectas, crimen organizado ¿La absurda existencia de Dalila Conde además de novela negra es una crónica periodística?
R.- Aunque se trata de ficción, sí que es cierto que tiene mucho de realidad. No se trata de ningún caso concreto que hayamos podido ver a través de la prensa, sino, en el fondo, un compendio de muchos de ellos. He estado mucho tiempo siguiendo atentamente las noticias, tratando de investigar cómo procede la policía en ciertos momentos, hablando con personas bastante metidas en temas de desapariciones y crímenes. La documentación previa a la escritura siempre me ha parecido fundamental. Por ello, puedo decir que, repito, siendo ficción, sí que he tratado de reflejar la triste realidad que seguimos viviendo hoy día: las mujeres, por el simple hecho de serlo, somos potenciales víctimas para ciertos crímenes. 

P.- ¿En La absurda existencia de Dalila Conde sigues mostrando en tu obra la preocupación sobre la violencia contra las mujeres?
R.- Es un tema recurrente en mi obra, y creo que lo seguirá siendo. Escribo sobre todo porque es mi forma de comunicarme con la gente, de expresar temas o situaciones que me preocupan. Y el tema de la violencia contra la mujer es algo que me carcome por dentro. No comprendo cómo es posible que, en pleno siglo XXI, sigamos viviendo con barbaridades como la brecha salarial, el acoso, la violencia de género o las violaciones. Que la sociedad tenga mucho más de machista de lo que queremos ver. Mientras esto siga existiendo, yo lo seguiré reflejando en mis obras.

P.- ¿Has ganado el Premio Wilkie Collins de Novela Negra, tu novela se presenta en Tenerife Noir, vas a participar en la Semana Negra de Gijón? ¿Hace años hubieras imaginado un futuro tan “negro”?
R.- La verdad es que no. Tengo que confesar que mi gusto por la novela negra es relativamente reciente. Siempre he transitado por otro tipo de literatura, pero a raíz de mi entrada en un club de lectura hace escasos años, empecé a interesarme por este género. Y ahora reconozco que me tiene enganchada. Me siento muy afortunada por haber ganado el premio Wilkie Collins, tan respetado, y por todos los festivales a los que he sido invitada. Es una gran oportunidad que no pienso desaprovechar. Creo que mi futuro en novela va a seguir siendo bastante “negro” por el momento.

P.- Tenerife Noir se presenta como Festival Atlántico. ¿Crees que la unión de autores y mercados de un lado y otro de América es vital para la buena salud de la industria cultural y del idioma español?
R.- Me parece algo esencial. Siempre he creído que en la variedad está la riqueza. ¿Qué sería de nosotros si nos encerrásemos únicamente en nuestro territorio, en nuestra cultura? Conocer todo lo que se cocina a nivel literario (o cultural en general) al otro lado del Atlántico también ayuda a crecer y avanzar. No podemos quedarnos únicamente en casa, hay que ampliar miras. Y creo que un festival como es Tenerife Noir ha sabido leer muy bien las necesidades de nuestro campo.

P.- Aunque triunfas con la novela negra tú eres una muy destacada autora teatral. ¿Abandonas el teatro por el crimen?
R.- Creo que nunca podría abandonar el teatro. Tengo varias obras en mente que me gustaría ir escribiendo en el futuro. En concreto, hay una en la que ya estoy trabajando actualmente. Tal vez tarde un poco en darle forma porque hay otro proyecto que me está absorbiendo casi todo el tiempo, y porque el tema de esta nueva obra teatral es muy duro y no quiero tratarlo a la ligera. El teatro es mi casa, es mi refugio, es mi lenguaje. Por mucho que me mueva en otros campos, sé que siempre regresaré a él de una forma u otra.

P- ¿Cuáles han sido los rasgos generales de tu personalidad creativa hasta ahora?
R.- Aunque puedo parecer muy pausada y reflexiva, siempre he sido una persona que se mueve por sensaciones. Cuando un tema me interesa o me preocupa, siento la necesidad de investigar o hablar de él casi a todas horas. Por suerte, con el tiempo he sabido canalizar ese ímpetu y llevarlo por el camino literario. Ahora conozco mis tiempos; sé organizarme para estudiar datos, investigar sobre aquello que me preocupa, y posteriormente plasmarlo en una obra de teatro, un relato o una novela. En cierta forma, la literatura ha sido la salvación para esta especie de hiperactividad mental y emocional que siempre he tenido.