P.- ¿Cuál es el eje central de Asesinato en el hostal Oriental?
R.- La búsqueda de la verdad; ese concepto que está, hoy día, tan maltratado.
La protagonista busca en Oriente las primeras pistas que le ayuden a descubrir
el asesinato de su padre.
P.- En Más allá de las Ruinas se
unen novela histórica y negra, Daños Colaterales contiene una novela
negra y relatos con tintes dramáticos y ahora Asesinato en el Hostal
Oriental. ¿Significa esto una clara opción por el género negro?
R.- Todas mis novelas están inspiradas en la realidad, y tenemos que reconocer
que todo lo que nos envuelve es muy negro: corrupción, injusticias, asesinatos
políticos o económicos, ambición, barbarie; es muy difícil observar la realidad
sin tratarlo en las novelas, al menos para mí, y de ahí al género negro hay
pocos pasos. Si miras nuestros entorno, invasiones, crímenes, comprendes que el
mejor modo de narrar nuestra época es mediante la novela negra.
P.- Además de buscar la verdad sobre el asesinato del padre, la
protagonista está metida en un complicado reportaje de postguerra. Puede
extraerse una visión sobre el periodismo pesimista, a pesar de los esfuerzos de
algunos medios por dar una información veraz.
R.- Efectivamente. La palabra es un arma muy poderosa, máxime cuando se tienen
medios para difundirla. En primer lugar, es necesario saber la verdad de cuanto
acontece para poder cambiar la situación de barbarie que estamos viviendo; es
cuestión de supervivencia humana, pero existe una gran maquinaria de
propaganda, para evitar que la verdad prevalezca. Ya lo dijo el gran
periodista, Ryszard Kapúscinski, que hizo de la verdad su principal seña de
identidad: “¿qué papel juega la información?”. Esa duda va quedando reflejada
en mi novela.
P.- ¿Crees que los libros, y la cultura en general, pueden cambiar el mundo?
R.- Gran parte de la cultura está sostenida por el poder económico. Es muy difícil contrarrestar el discurso dominante que se impone en televisiones, en debates de todo tipo, en libros, en el cine, etc. El espectáculo, a veces soez, prima sobre la cultura que mueve a la reflexión. En cuanto a los libros, cada vez se lee menor buena literatura, poesía o ensayo; las redes copan gran parte del tiempo. Todo está pensado para que la superficialidad prevalezca, pero a pesar de todo, no podemos rendirnos. Joseph Goebbels, jefe de propaganda de Hitler, lo tenía muy claro y creo que gran parte de ese ideario se está llevando a efecto en la actualidad.
P.- ¿Por qué en tus novelas los personajes principales son siempre
mujeres?
R.- Porque soy mujer. Las historias de mujeres se cuentan mejor desde nuestra
óptica. La literatura está poblada por mujeres y hombres, pero no en todas se
da a la mujer el papel protagonista. Yo quiero contar historias desde el punto
de vista de la mujer, ya que, casi siempre, se le ha dado un papel auxiliar en
la vida, en la literatura y en la sociedad. La mujer ha participado en la
sociedad desde el principio de los tiempos, pero la historia ha sido contada y
escrita por hombres y se han olvidado de las mujeres; solo se las veía como
objetos para servir al varón.