17 diciembre, 2021

Olga Mínguez presenta una novela negra de tintes históricos que se inicia en el bombardeo del Mercado de Alicante en la Guerra Civil

 


Pregunta.-En esta novela, volvemos a ver en acción al inspector Leo Vélez. ¿Se trata de la segunda parte de La absurda existencia de Dalila Conde?
Respuesta.- Es el segundo caso del inspector Leo Vélez. Es una trama diferente en la que repiten algunos de los personajes de la primera novela, pero en la que encontramos otros nuevos. No es una segunda parte propiamente dicha, se puede leer y comprender sin haber leído La absurda existencia de Dalila Conde. Aunque, la verdad, se entiende mejor leyendo la primera, sobre todo a nivel de relaciones y de las motivaciones de ciertos personajes. Pero son independientes.

P.- Vuelves a tratar el tema del bombardeo del Mercado Central de Alicante, tal y como hiciste en tu obra teatral Pasajes a Orán.
R.- En realidad, es como una ampliación de Pasajes a Orán. He estudiado bastante el tema del bombardeo del Mercado Central de Alicante durante la Guerra Civil. Hasta hace poco, era conocido escasamente, incluso para la propia gente de Alicante. Por fortuna, en los últimos años hemos asistido a una revisión del hecho, y las víctimas están empezando a tener su merecido homenaje. Cuando escribí Pasajes a Orán, siempre tuve la sensación de que necesitaba contar más, ahondar más en el tema del bombardeo, del barco Stanbrook, de los exiliados. De ahí que haya aprovechado esta novela para mezclar negra con histórica, y para seguir contando ese terrible capítulo de nuestra historia. Ojalá sirva para que nunca se borre de la memoria.

P.- ¿Encontramos en esta novela denuncia social tal y como viene siendo habitual en tu literatura?
R.-Por supuesto. La literatura es mi forma de expresión, y a través de ella, muestro o denuncio aquello que me inquieta. En La niña del mercado hablamos de la guerra, de sus víctimas injustas, de cómo sesga sueños y vidas de inocentes, de sus sinsentidos. Hablamos de homofobia y de machismo. Hablamos de problemas mentales. Son temas que nunca olvido, que no dejo de lado, porque contarlos me motiva a seguir adelante.

P.-La niña del mercado es tu segunda novela. ¿Vas a seguir con la narrativa, o volverás al teatro?
R.- En realidad, tengo intención de seguir explorando ambos terrenos. Siempre he dicho que el teatro es mi voz, es mi lenguaje. No concibo tenerlo lejos. Y aunque he experimentado un parón en mi parte de dramaturga, jamás de dejado de pensarlo, de tenerlo presente. De hecho, he estado trabajando en esa dirección, y pronto podremos hablar de novedades. En cuanto a la novela, siempre tuve miedo de no ser capaz de escribir una completa. ¿Cómo llenar tantas páginas? Me parecía un imposible, hasta que rompí el miedo y me lancé. Ahora, tengo que controlarme para no crear novelas kilométricas. Me siento muy cómoda en la narrativa, y quiero seguir compaginándola con la dramaturgia.

P.-Háblanos del protagonista, de Leo Vélez.
R.- Es un personaje complejo, al que adoro, pero que me agota mucho. Por eso necesito distanciarme de él, para retomarlo con ganas y con las pilas cargadas. Al contrario de muchos personajes de novela negra a los que estamos acostumbrados, la evolución de Leo es ascendente. No es un protagonista al que los acontecimientos vayan hundiendo, sino que él, ya comienza hundido. Ha vivido un infierno, ha estado en el fondo del pozo, así que solo le queda ascender. Y lo hace. Es un viaje muy bonito el que vivimos a su lado, como logra sanar mentalmente, como cae, se vuelve a levantar, y encuentra la fórmula para reencontrarse consigo mismo. Además, también quiero señalar que siempre me pareció muy importante que mi protagonista fuera una persona LGTBI+, crear, no digo un referente, porque esa palabra me parece muy grande, pero sí un refuerzo positivo, ya que, en la novela negra, este tipo de personajes suelen ser secundarios, maltratados o, directamente, inexistentes.

P.-¿Volveremos a ver al inspector Leonardo Vélez en futuras novelas?
R.-Por supuesto. Su historia está planteada como una trilogía, así que todavía queda un caso más para seguir disfrutando de él. Además, también tengo en mente algo más allá de sus novelas principales. Con el tiempo, me he acabado enamorando de Leo, y me va a costar desprenderme de él.